Blog del escritor Gabriel Rodríguez Morales

lunes, 17 de septiembre de 2018

Poesía y literatura deportiva (4): "Elegía al guardameta" de Miguel Hernández. A Lolo, el portero que "murió" en un partido

    Miguel Hernández era un gran aficionado al fútbol, tanto como espectador como jugador. Precisamente, jugó en el equipo de fútbol La Repartiora de Orihuela, su pueblo natal. Era apodado "El Barbacha" (nombre de un caracol) por ser bastante lento de pies. Además, creó la letra del himno de ese equipo, cuya música era la del pasodoble Los Nardos (más conocido como Por la calle de Alcalá):

Vencedora durgirá,
porque lo ha mandado el "Pá",
la terrible y colosal Repartiora.

Por las calles marchará
y el buen vino beberá
porque siempre victoriosa surgira.
(...)

        En 1931 escribió la Elegía al guardameta, lleno de preciosas metáforas: el arbitro es un domador, su silbato un grillo de plata, el portero se asimila a un pájaro en un campo de alpiste y una portería de cáñamo, además de otras y diferentes metáforas de contenido erótico y sexual. El poema va dedicado al portero Lolo, de Orihuela, que es un sampedro (San Pedro) que guarda las llaves de la portería como el santo las del cielo. En el poema, Lolo se estrella contra un poste y fallece tras una magnífica estirada. En realidad, Lolo si sufrió dicho accidente y se hizo una enorme brecha, pero sobrevivió al lance; sin embargo, el poeta decidió que falleciera para que el poema fuera más épico. Son estrofas de versos heptasílabos y endecasílabos, variantes de la lira de Garcilaso. Como la obra de Miguel Hernández tiene derechos de autor hasta 2022, ponemos aquí sólo unos versos y recomendamos su lectora completa en alguna de las antologías del poeta:

Elegía al guardameta

                      A Lolo, sampedro joven en la portería del cielo de Orihuela

Tu grillo, por tus labios promotores,
de plata compostura,
árbitro, domador de jugadores,
director de bravura,
¿no silbará la muerte por ventura?

En el alpiste verde de sosiego,
de tiza galonado
para siempre quedó fuera del juego
sampedro, el apostado
en su puerta de cáñamo anudado.

(...)

Ante tu puerta se formó un tumulto
de breves pantalones
donde bailan los príapos su bulto
sin otros eslabones
que los de esclavas relaciones.

(...)

Te sorprendió el fotógrafo en el momento
más bello de tu historia
deportiva, tumbándote en el viento
para evitar victoria,
y un ventalle de palmas de aireó gloria.

(...)

El marcador, al número al contrario,
le acumula en la frente
su sangre negra. Y ve el extraordinario,
el sampedro suplente,
vacío que dejó tu estilo ausente.

Miguel Hernández, Vida y Obras en poemas biográficos.


Bibliografía:

FRANQUI ROSARIO, Rebeca. Miguel Hernández, Poeta elegíaco. Publicado dentro de la obra Morada de la palabra: homenaje a Luce y Mercedes López-Baralt, Volumen 1. Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2002.

GARCÍA CAMES, David. La jugada de todos los tiempo: fútbol, mito y literatura. Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2018.

HERNÁNDEZ, Miguel. Obra poética completa. Alianza Editorial, S.A., 2010.

RODRÍGUEZ LORCA, Antonio y RODRÍGUEZ MORALES, Gabriel. Miguel Hernández, Vida y Obra en poemas biográficos. 2015.


lunes, 3 de septiembre de 2018

Poesía y literatura deportiva (3): Las críticas de algunos intelectuales a los deportes en la Grecia Clásica y los siglos siguientes

    En la anterior entrada hablamos de Píndaro como ejemplo de poeta que ensalzaba las glorias atléticas. Pero también hubo intelectuales que en la Grecia Clásica, criticaron la ferviente admiración por los deportes y los atletas. Un ejemplo lo encontramos en Jenófanes de Colofón (siglo VI-siglo V a.C), poeta y filósofo griego:

Pero si alguien alcanza la victoria allí... en Olimpia, como hombre muy ilustre aparece a los ojos de sus conciudadanos, y puede alcanzar la gloriosa proedría en los juegos y recibir de la ciudad alimentos a cargo del erario público y un regalo que tendrá como premio. No es justo preferir la fuerza a la verdadera sabiduría; pues aunque hubiera en el pueblo un buen púgil o un vencedor en el pentatlón o en la lucha o en la carrera, todo lo cual es sumamente apreciado en los despliegues de fuerza de los juegos, no por eso la pólis contará con buen orden (eunomía).


    En los siglos posteriores, aunque siguieron disputándose pruebas atléticas, éstas perdieron el valor de antaño, como reflejaron varios poetas con sus sátiras:

Lucilio (siglo II a.C.), poeta nacido en Sessa Aurunca (Italia) y considerado como el creador de la sátira:

"A Apis"

Sus compañeros de lucha han erigido aquí una estatua al pugilista
Apis, pues a nadie pegó.

    En otro poema satírico dice así:

Este Olímpico que ahora es así, tenía, Augusto,
nariz, mentón, cejas, orejitas, párpados.
Después, una vez inscrito en las pruebas de boxeo, lo perdió todo,
de modo que no ha podido recibir su parte de la herencia,
ya que su hermano, que tenía un retratito suyo, lo ha aportado como prueba,
y se ha declarado en juicio: "Éste es otro", pues no se parece en nada.

    Nicarco (siglo I d.C.), poeta griego:

Contra otros cinco Carmo compitió en Arcadia, en la carrera de fondo,
pero, ¡maravilla!, de verdad que llegó el séptimo.
"Pero si eran seis - enseguida preguntarás -, ¿cómo va a ser el séptimo?
Un amigo suyo, vestido de calle, iba animándole: "¡Corre, Carmo!";
así es que fue el séptimo. Y si hubiera tenido 
cinco amigos, hubiera llegado, Zoilo, el duodécimo.

Corredores de stadion.
Nota: Los traductores encuentran grandes problemas a la hora de traducir la poesía clásica, no sólo porque suele desaparecer la rima; sino porque hay que poner signos de puntuación y adecuar los versos. Además, las metáforas pueden ser difíciles de comprender para la mentalidad actual.

Bibliografía:

ORTEGA VILLARO, Begoña. Poemas griegos de vino y burla. Ediciones AKAL, 2006.
RODRÍGUEZ BLANCO, Mª Eugenia. Hesperia, nº11. Año IV, Vol. III. Culturas del Mediterráneo: Especial Grecia: Los Juegos Olímpicos. La herencia griega. Fundación Tres Culturas - Fundación José Luis Pardo - Ibersaf Editores. 2008.